Hace unos años, trasteando entre los
libros de la Cooperativa de arquitectos en Barcelona, me encontré un
librito del que solo había un ejemplar, por ahí perdido en ese marasmo general
que es la zona de "teoría
de la arquitectura". Al
verlo quedé sorprendido desde el título mismo, ya que era la forma en que
denominaban a su seminario "estrella" sobre arquitectura argentina
los profesores Roberto Capelli y Graciela
Pronsato, titulares de Historia III (historia contemporánea) en la Facultad de Arquitectura yUrbanismo de la Universidad Nacional de La Plata. O sea, antiguos
profesores míos, de una de las materias más difíciles (y para mí, importantes)
de la carrera, con la cual yo concretamente me licencié. Pues el libro era ni
más ni menos que la transcripción de ese seminario, en una autoedición. Sentí
que era como encontrar una aguja en un pajar, una joya, así que lo compré de
inmediato, y lo he tenido en lista de espera, "madurando",
hasta el año pasado, en que lo he leído. Pues bien, el libro no defrauda para
nada las expectativas, y más allá
de los problemas de edición que comentaré luego, el contenido es
excelente.
A partir de la
obvia referencia a "Las
siete lámparas de la arquitectura" (1849),
en el que Ruskin preconiza una nueva arquitectura a
partir de siete valores con un alto contenido moral (el sacrificio, la verdad,
la fuerza, la belleza, la vida, el recuerdo y la obediencia), en el texto de
Capelli y Pronsato estos
valores y virtudes derivan en "episodios" salientes en el proceso de
la arquitectura moderna argentina (de
1930 en adelante), para
iluminar el plano de la teoría. Como ellos mismos señalan, "si la arquitectura se debe al
tiempo histórico en el cual tiene lugar, también presenta su propia
problemática específica en tanto recorte de conocimientos en el cual, en virtud
de su propia peculiar naturaleza, se reconoce una lógica interna." "A
través de una seleción de obras y/o autores, así como de las consiguientes
teorías que implícita o explicitamente se manejaron, constituye una reflexión
sobre el proyecto." Con
estas premisas, con una clara
vocación de decantación hacia una teoría pragmática que tenga su correlación
directa en el proyecto, las virtudes morales ruskinianas derivan en
conceptos tales como la
eficiencia (y el concepto de
tipo), el clima (y su trasposición en el "hacer
ciudad"), la
unidad (relación
estructura-arquitectura), la
significación (a partir del
sitio y la escala institucional), el
"regionalismo" (¿folclorismo
o evolución de los códigos modernos?), derechos
sociales (la irrupción de las
masas en la escena nacional y la satisfacción de sus necesidades desde la
arquitectura), la
singularidad (y sus límites),
y los códigos arquitectónicos (enfrentados a la resolución de un
mismo problema).
Con este
esquema, a lo largo de las páginas se analizan:
-
la obra de Antonio Vilar en el desarrollo tipológico del
sistema de estaciones de servicio del Automóvil Club Argentino, así como el
diseño de su sede central en Av. Figueroa Alcorta;
-
la relación entre vivienda y ciudad en Wladimiro
Acosta,en su constante investigación acerca de una ciudad-ideal pensada
desde el hemisferio Sur, a partir de los condicionantes climáticos del Río de
la Plata;
-
la obra construída y la obra pensada de Amancio
Williams, en su búsqueda de la evidencia estructural como eje central,
como manifiesto, de la arquitectura;
-
la "retórica" obra de Alejandro
Bustillo, entre el neoclasicismo del Banco Nación y las afrancesadas
fachadas del conjunto Casino-Hotel Provincial de Mar del Plata, en su premeditada
(y "oportunista") relación entre estética y significación
institucional;
-
la arquitectura de inclusión
social del primer peronismo,
desde la política de vivienda de interés social al equipamiento y las colonias
de vacaciones sindicales, una arquitectura que hizo ciudad sin grandes nombres,
desde las oficinas públicas de planeamiento y arquitectura;
-
la "arquitectura
nacional" de Caveri·Ellis y
la "arquitectura
regional" de
Rivarola-Soto, analizando la dicotomía y los límites de lo que luego
internacionalmente se daría en llamar "regionalismo crítico";
-
y finalmente, una comparativa entre una obra de Mario
Roberto Alvarez (edificio
Chacofi) frente a una de Manteola·Sánchez Gómez·Santos·Solsona·Viñoly (edificio Casfpi), ambas en un
emplazamiento similar (solares pasantes entre una avenida y una calle con una
diferencia de cota acentuada), para analizar las diferentes respuestas a un
mismo problema arquitectónico, y en base a los resultados construídos, remitir
a las teorías que los sustentan.
Considero al libro una excelente referencia para analizar la arquitectura
argentina desde 1930, faltándole tal vez alguna actualización como para cerrar
el siglo (el libro es de 1993). Particularmente interesantes para mí los
capítulos de Antonio Vilar y Wladimiro Acosta (creo que dos de los arquitectos
más importantes y menos valorados en la Argentina), y los de la Biblioteca
Nacional y los códigos arquitectónicos (por poner en relación directa de
estudio diversas soluciones contemporaneas a unos mismos programas, lo cual
permite extraer interesantes conclusiones).
Hecho en falta una mejor edición, tanto en el formato -que se
queda pequeño en la reprentación de planos, a una escala prácticamente
ininteligibles-, como en la calidad de impresión, lo cual es una pena ya que la
profusa selección de imágenes (más de 250) es pertinente y complementaria a los
textos.
Desde ya, mi
enhorabuena a los autores. Y mi deseo de que en el futuro libros como este,
excelentes pero no comerciales, no deban ser autoeditados, con las renuncias
que ello supone, sino impulsados
y fomentados desde la propia Universidad, con
su propia editorial. Y que
cuenten con el apoyo de los alumnos, que se dispongan a comprarlos y no a
fotocopiarlos impunemente, con todo lo que ello conlleva de pérdida de
integridad y calidad de un texto pensado y editado en forma unitaria.
"Las 7+1
lámparas de la Arquitectura argentina", 1ª edición, 196 pág., Ediciones
Capro, La Plata, Argentina, 1993.
1 comentario:
muy buen libro!! tengo que dar el final en unos meses...
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