jueves, 15 de septiembre de 2011

Noam CHOMSKY: El control de los medios de comunicación [IV]


Con esta cuarta entrada doy por concluída la publicación extractada del artículo de Noam Chomsky, "El control de los medios de comunicación", que vengo haciendo en los últimos días. Queda una parte final que la he obviado porque lo fundamental, para mí, está en estas partes que he ido transcribiendo, donde se centra en el problema de la instrumentalización de los medios de comunicación por parte del poder "real" -no solo el político, mero instrumento de dicho poder que opera en la sombra-, y en su capacidad para desvirtuar el sentido de "democracia" en función de sus propios fines e intereses, solo para tener "tranquilo al rebaño"...

El siguiente texto es un extracto de un texto más amplio, referido a pie de página.
Entradas anteriores: 
    Primeros apuntes históricos de la propaganda 
    La democracia del espectador
    Relaciones públicas
3. Parte III:
    Fabricación de la opinión


La cultura disidente
A pesar de todo, la cultura disidente sobrevivió, y ha experimentado un gran crecimiento desde la década de los sesenta. […] Yo mismo soy consciente de que el tipo de conferencias que doy en la actualidad en las regiones más reaccionarias del país […] no las podría haber pronunciado en el momento culminante del movimiento pacifista ante una audiencia formada por los elementos más activos de dicho movimiento. Ahora, en cambio, en ninguna parte hay ningún problema. La gente puede estar o no de acuerdo, pero al menos comprende de qué estás hablando y hay una especie de terreno común en el que es posible cuando menos entenderse.

A pesar de toda la propaganda y de todos los intentos por controlar el pensamiento y fabricar el consenso, lo anterior constituye un conjunto de signos de efecto civilizador. Se está adquiriendo una capacidad y una buena disposición para pensar las cosas con el máximo detenimiento. Ha crecido el escepticismo acerca del poder. Han cambiado muchas actitudes hacia un buen número de cuestiones, lo que ha convertido todo este asunto en algo lento, pero perceptible e importante, al margen de si acaba siendo o no lo bastante rápido como para influir de manera significativa en los aconteceres del mundo. Tomemos otro ejemplo: la brecha que se ha abierto en relación al género. […] Las mujeres han formado un tipo de movimiento popular semiorganizado, el movimiento feminista, que ha ejercido una influencia decisiva, ya que, por un lado, ha hecho que muchas mujeres se dieran cuenta de que no estaban solas, de que había otras con quienes compartir las mismas ideas, y, por otro, en la organización se pueden apuntalar los pensamientos propios y aprender más acerca de las opiniones e ideas que cada uno tiene. Si bien estos movimientos son en cierto modo informales, sin carácter militante, basados más bien en una disposición del ánimo en favor de las interacciones personales, sus efectos sociales han sido evidentes. Y este es el peligro de la democracia: si se pueden crear organizaciones, si la gente no permanece simplemente pegada al televisor, pueden aparecer estas ideas extravagantes, como las inhibiciones enfermizas respecto al uso de la fuerza militar. Hay que vencer estas tentaciones, pero no ha sido todavía posible.

Desfile de enemigos
En vez de hablar de la guerra pasada, hablemos de la guerra que viene, porque a veces es más útil estar preparado para lo que puede venir que simplemente reaccionar ante lo que ocurre. En la actualidad* se está produciendo en los Estados Unidos un proceso muy característico. En el ámbito interno, hay problemas económicos y sociales crecientes que pueden devenir en catástrofes, y no parece haber nadie, de entre los que detentan el poder, que tenga intención alguna de prestarles atención. […] En estas circunstancias hay que desviar la atención del rebaño desconcertado ya que si empezara a darse cuenta de lo que ocurre podría no gustarle, porque es quien recibe directamente las consecuencias de lo anterior. Acaso entretenerles simplemente con la final de Copa o los culebrones no sea suficiente y haya que avivar en él el miedo a los enemigos. En los años treinta Hitler difundió entre los alemanes el miedo a los judíos y a los gitanos: había que machacarlos como forma de autodefensa. Pero nosotros también tenemos nuestros métodos. A lo largo de la última década, cada año o a lo sumo cada dos, se fabrica algún monstruo de primera línea del que hay que defenderse. Antes los que estaban más a mano eran los rusos, de modo que había que estar siempre a punto para protegerse de ellos. Pero, por desgracia, han perdido atractivo como enemigo, y cada vez resulta más difícil utilizarlos como tal, de modo que hay que hacer que aparezcan otros de nueva estampa. […] Al perderlos como encarnación del lobo feroz hubo que fabricar otros, al igual que hizo el aparato de relaciones públicas reaganiano en su momento. Y así, precisamente con Bush, se empezó a utilizar a los terroristas internacionales, a los narcotraficantes, a los locos caudillos árabes o a Sadam Husein, el nuevo Hitler que iba a conquistar el mundo. Han tenido que hacerlos aparecer a uno tras otro, asustando a la población, aterrorizándola, de forma que ha acabado muerta de miedo y apoyando cualquier iniciativa del poder. Así se han podido alcanzar extraordinarias victorias sobre Granada, Panamá, o algún otro ejército del Tercer Mundo al que se puede pulverizar antes siquiera de tomarse la molestia de mirar cuántos son. Esto da un gran alivio, ya que nos hemos salvado en el último momento.

Tenemos así, pues, uno de los métodos con el cual se puede evitar que el rebaño desconcertado preste atención a lo que está sucediendo a su alrededor, y permanezca distraído y controlado. Recordemos que la operación terrorista internacional más importante llevada a cabo hasta la fecha ha sido la operación Mongoose, a cargo de la administración Kennedy, a partir de la cual este tipo de actividades prosiguieron contra Cuba. Parece que no ha habido nada que se le pueda comparar ni de lejos, a excepción quizás de la guerra contra Nicaragua, si convenimos en denominar aquello también terrorismo. El Tribunal de La Haya consideró que aquello era algo más que una agresión.
Cuando se trata de construir un monstruo fantástico siempre se produce una ofensiva ideológica, seguida de campañas para aniquilarlo. No se puede atacar si el adversario es capaz de defenderse: sería demasiado peligroso. Pero si se tiene la seguridadde que se le puede vencer, quizá se le consiga despachar rápido y lanzar así otro suspiro de alivio.
[...]

* Este texto fue escrito durante la presidencia de George Bush (padre), luego de la invasión de Kuwait y la Guerra del golfo, pero muchos años antes del ataque de las torres gemelas y de la definición de "Eje del Mal" hecha por George Bush junior. Como se puede comprobar, Chomsky anticipa muy lúcidamente lo que estaba por venir...





* Noam Chomsky, 1993, en Open Magazine Pamphlets. En España ha sido incluído juntamente con un texto de Ignacio Ramonet en un librito titulado, muy castizamente, "Cómo nos venden la moto. Información, poder y concentración de medios", Icaria editorial, 1ra edición 1995, 27a. edición en 2010, con traducción de Joan Soler. El texto transcrito es solo un extracto hecho por mí de la 27a. ed.; para ver el texto completo se debe consultar la fuente original. Los subrayados en negrita son propios.
 

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