lunes, 15 de noviembre de 2010

A trancas y barrancas con la Sagrada Familia...

La consagración del templo de la Sagrada Familia como basílica se ha transformado en un acontecimiento periodístico de primera magnitud, desatando todo tipo de pasiones a favor y en contra, en un torbellino informativo con opiniones encontradas a todos los niveles, desde el ciudadano hasta los políticos, desde quienes no profesan ninguna religión hasta la jerarquía de la iglesia católica.
Sin entrar en consideraciones respecto al plano de la fe o la religión, desde estas líneas quiero rescatar la discusión en el plano puramente de la arquitectura, sobre la pertinencia o no de la continuación de la obra una vez muerto Gaudí, y sobre el tema de la atribución autoral de la misma. Este es un tema de debate de largo recorrido en la historia de cualquier disciplina, pero especialmente virulenta en la Arquitectura, cuyas obras -como en este caso- han abarcado o abarcan a más de una generación de profesionales a cargo de las mismas.
Transcribo aquí algunas opiniones aparecidas la última semana a este respecto en una nota de Llatzer Moix en "La Vanguardia"
Jordi Badia, arquitecto:
Estoy convencido de que habría valido la pena dejar el templo como estaba. Arquitectónicamente no tengo dudas: lo que se ha hecho está mal. Los intereses de la ciudad, en atención al turismo, quizá vayan por otro lado. Pero arquitectónicamente lo que se ha hecho ha sido manipular la obra de un genio. Eso está condenado al fracaso. Se ha construido más de lo que dejó Gaudí, y tiene poco que ver con lo que él hacía. 

Oriol Bohigas, arquitecto:
La continuación de la Sagrada Família es un error. La prueba está a la vista: lo que se ha logrado es un falso Gaudí, totalmente discutible en términos de autoría. Hubiera sido mejor no comprometer la arquitectura de Gaudí, ahora desvirtuada. [...]

Enric Massip, arquitecto:
Era mejor dejar la Sagrada Família como estaba, pero ahora ya no hay marcha atrás y lo procedente es acabarla. En tal caso, creo imprescindible que quede claro qué parte del templo ideó Gaudí y cuál han desarrollado sus seguidores. Por las imágenes que he visto, a la nave central le falta textura. Es un espacio anabolizado, siliconado, carente de alma. Las soluciones aplicadas me parecen automáticas. Quiero decir que no están pasadas por el filtro de prueba y error, que era el método de trabajo de Gaudí. Estoy convencido de que Gaudí hubiera ido variando sus planes sobre la marcha. Es lo que hizo siempre. Las soluciones aplicadas ahora me parecen forzadas, incluso técnicamente, con el objetivo de acabar pareciéndose a lo poco de lo que se disponía: las fotos de una maqueta. El hecho, además, de que algunas soluciones constructivas necesiten hormigón armado ya indica que algo falla. La idea de Gaudí era trabajar por compresión: quería levantar la última catedral de piedra. Es cierto que Gaudí ya usó hormigón en su día, pero lo hizo en lo alto de las torres, donde el hormigón era como una piedra ligera. Ahora es al revés: está en la base de las columnas, cuyo macizo muscula. La imagen final resultante es una imagen congelada, fantasmagórica. 

Ignacio Paricio, arquitecto, profesor de la ETSAB:
Lo que se ha acabado ahora es horroroso. Los rosetones de las claves son de una vulgaridad increíble. El maravilloso equilibrio entre técnica y composición que lograba Gaudí no asoma por las patochadas que se han hecho ahora. [...]

Robert Terradas, arquitecto, Director ETSA La Salle:
Hubiera preferido dejar la Sagrada Família como estaba. Era realmente difícil saber cómo Gaudí hubieran continuado el templo. Y, tras su muerte, es imposible. Lo que él hizo está muy bien. Lo que se ha hecho ahora revela un esfuerzo constructivo real, sí, y resulta tremendamente efectivo en lo referente a promoción, a propaganda. Pero en la obra yo no sé ver el espíritu de Gaudí. 


Hay opiniones a favor también, de reputados profesionales de diversos medios, pero que no comparto. Remito a la nota original de La Vanguardia para poder leerlas. La más pertinente, en el sentido de seguir hablando sobre la "autoría" de la obra, me parece la del arquitecto Juli Capella, quién dice:

Ha merecido la pena llegar hasta aquí. Me retracto si antes dije lo contrario. Que conste que nunca afirmé –y no es para excusarme– que no debiera continuarse, sino que no debía continuarse diciendo que era una obra de Gaudí. Esto lo mantengo, porque creo que en la nave central queda una visión estructural de Gaudí, pero también hay mucho pegote, mucha idea de pacotilla. Sin embargo, el concepto es lo suficientemente potente como para que esa columnata arborescente, ese oasis de la nave central, esté logrado. Reconozco que su arquitectura me impresiona: me parece más poderosa incluso que la presencia del Papa. Personalmente, me equivoqué si dije que no había que seguir con las obras del templo. Ahora estoy a favor de que se acabe, en especial si se precisa que lo que se está haciendo no es obra de Gaudí. Es deplorable que se siga diciendo que Gaudí, que tuvo un papel decisivo en sus inicios, tiene mucho que ver con lo que se hace hoy. En cualquier iglesia de Roma te documentan los distintos autores que ha tenido a lo largo de los siglos.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Manifiesto "Gaudí en alerta roja"

Y cómo que seguimos con la polémica sobre el templo de la Sagrada Familia, día tras día en los periódicos catalanes a raíz de la consagración del mismo, me parece pertinente hacerme eco de este Manifiesto "Gaudí en alerta roja", firmado en junio de 2008 por algunos de los intelectuales y profesionales más importantes de Cataluña relacionados con el mundo del arte y la arquitectura, alertando sobre el deterioro generalizado sobre diversas obras de Gaudí.
En el enlace del final de la nota se puede adherir firmando el Manifiesto por internet.

Gaudí en Alerta Roja
A medida que con el tiempo la obra de Antoni Gaudí adquiere una magnitud más relevante, y se va afianzando en su universalidad, las intervenciones, o más bien las depredaciones que se han hecho de sus obras van tomando un cariz que exige el tomar decisiones valientes que pongan fin a esta continua vulneración de sus derechos de autor. Son varias las obras que en estos momentos se encuentran en estado de alerta roja, todas ellas Patrimonio de la Humanidad, sobre las que hay que tomar unas resoluciones que requieren enderezar las cosas. Cualquier cambio o intervención que se plantee sobre ellas, por insignificante que parezca, debe ser tratado con una mirada estricta y conocedora que no altere ni un ápice aquel lenguaje irrepetible, que permita consolidar la obra sin vulnerarla. 

Cripta de la Colonia Güell
Debido a las obras de restauración realizadas durante los últimos años, se han dañado de forma irreversible partes esenciales del interior y del conjunto exterior de la Cripta de la Colonia Güell, desvirtuando la obra original de Gaudí y provocando un escándalo público frente a la comunidad internacional y la Convención de la UNESCO. Los abajo firmantes pedimos la restitución de la Cripta a su estado anterior y la demolición de todos estos añadidos que aíslan, congelan, debilitan y banalizan el sentido original de la obra de Gaudí, reducida ahora a un accidente.
1- Pedimos a las administraciones públicas que, bajo ningún concepto, los responsables, hasta ahora encargados de la obra, sigan actuando impunemente.
2- Pedimos la intervención de una organización internacional superior como UNESCO/ICOMOS, para confeccionar un exhaustivo relato de los daños sufridos, con la finalidad de recuperar al máximo lo que era esta obra antes de les últimas intervenciones.

Palau Güell
Después de padecer una rehabilitación muy discutida en su momento – desvirtuar la azotea, perder el órgano, ennoblecer el desván - llevada a cabo por el mismo equipo de la Cripta de la Colonia Güell, ha habido desprendimientos de la cúpula del Palau Güell y ha estado cerrado al público durante un tiempo, rodeado de máximo secretismo. Escandalizados por las actuaciones precedentes de la Cripta y del propio Palau, pedimos que el mismo equipo que ha de evaluar los desperfectos causados en la Cripta haga lo mismo en el Palau Güell .
Como primera medida, exigimos la destitución inmediata del arquitecto responsable del Servei del Patrimoni Arquitectònic Local (SPAL)


Casa Batlló
El entorno de protección de la Casa Batlló ha sido vulnerado últimamente, a raiz de las obras de rehabilitación de la casa contigua, chaflán con la calle Aragón, en la que durante el período Porcioles se levantaron cuatro plantas que supusieron una agresión visual intolerable en una obra de Gaudí.
Últimamente, a pesar del cambio de uso del remonte y de la rehabilitación integral de la misma no se ha condicionado el permiso de obras a exigir su derribo ni se han parado las obras, cuando el 28-8-2005 un decreto de la Conselleria de Cultura donde se delimitaba el ámbito de protección de la Casa Batlló lo ordenaba claramente.
Gaudí resolvió la entrega de la cornisa del edificio originario colindante con una oreja que aún permanece en la fachada de la Casa Batlló esperando devolver las cosas a su alzado original como la única solución digna a semejante atropello.


Parque Güell
El Parque Güell recibe una importante presión de visitas dado su valor arquitectónico. Se trata de una de las obras más emblemáticas de Gaudi por la idea de ciudad que contiene. Su gestión actual contempla la doble vertiente como parque y zona verde de uso vecinal y, al mismo tiempo, la consideración como espacio patrimonial protegido. Pedimos que se considere la posibilidad de imponer medidas que ordenen las aglomeraciones estaciónales actuales, preservando el uso restrictivo. Proponemos que una de las medidas a adoptar, establezca el cobro de una entrada al recinto, definido por el perímetro restringido acordado por la Unesco.


Sagrada Familia
La continuación de las obras de la Sagrada Familia es un tema que, desde los primeros manifiestos firmados por Le Corbusier, Gropius, Pevsner etc, en contra de su continuación, ha sido recurrente y reiteradamente debatido. Sin un proyecto de acabamiento definido, con un planteamiento estructural totalmente contrario al establecido por Gaudí y sin ningún respeto hacia su obra, las obras de la continuación han dado lugar, a lo largo de estos años, a un continuo agravio. Hoy ya no se sabe, ni se hace saber a nadie, dónde comienza y dónde acaba la obra del autor. Lo que sobresale es la mediocridad de un grupo de promotores y de técnicos que en el mejor de los casos, cargados de buena fe pero sumergidos en un paternalismo anacrónico, utilizan a Gaudí, una vez más, para dejar su impronta en detrimento de la obra original, dejada magníficamente inacabada.
Ha pasado mucho tiempo desde que el franquismo pusiera en marcha esta maquinaria perversa. Por lo tanto denunciamos:
1- No se ha cumplido con las mínimas leyes democráticas
2- La obra se está llevando a cabo sin permiso municipal.
3- El gasto que supone el construir un templo expiatorio, hoy tan alejado del pensamiento contemporáneo y, sobretodo cuando, en nuestra ciudad, hay prioridades más urgentes.
4- No podemos permitir que una institución religiosa y privada pretenda expropiar la vía pública y la manzana del Ensanche, y entorpecer la construcción de una infraestructura tan importante como es el tren de alta velocidad, con la excusa de continuar explotando intereses que no corresponden a los de una nación laica y que además atentan contra la ciudadanía.
El resultado es una serie de errores que han asentado una triste tradición, un precedente que ha marcado una falta de rigor a la hora de remodelar o restaurar la mayoría de los edificios de Gaudí. ¡Dejemos a Gaudí en paz!


Firmado en junio de 2008 por:
Beth Galí · Presidenta del FAD
Maria del Mar Arnús · Crítica d’art, ACCA
Antoni Marí · Vicepresident de la Fundació Eina
Salvador Tarragó · President de SOS Monuments
Santiago Alcolea · President de l’Institut Ametller d’Art Hispànic
Glòria Bosch · Directora d’Art de la Fundació Vila Casas
Ramon Prat · President d’Actar
Carles M. Sanuy · Director de la Fundació Espai Guinovart
Salvador Giner · President de l’Institut d’Estudis Catalans
Manuel Borja-Villell · Director del Museu Reina Sofia
Rosa M. Malet · Directora de la Fundació Miró
Miquel Tàpies · President del Patronat de la Fundació Antoni Tàpies
Vicenç Altaiò · Director de KRTU
Claret Serrahima · President del Cercle Artístic de Sant Lluc
Bartomeu Marí · Director del Macba

domingo, 7 de noviembre de 2010

De lo sagrado y lo profano: la polémica de Barcelona

En estos días que no se para de hablar del templo de la Sagrada Familia desde todos los estamentos políticos y sociales, en virtud de la consagración de la misma como basílica para el culto católico, me ha parecido muy pertinente la nota de opinión de María del Mar ARNÚS (historiadora y crítica de arte) publicada en el suplemento Cataluña de El País, del cual transcribo un extracto a continuación, y que comparto al cien por ciento:

La sagrada mentira

A bombo y platillo quieren que recibamos a este Papa, el mismo que ha desactivado el Concilio Vaticano II, representante de la facción más reaccionaria de la Iglesia trentina; así lo quiere la jerarquía católica, aquella que ha rechazado la educación para la ciudadanía y predica contra ella la insubordinacción ciudadana, la que pretende tener el monopolio de la doctrina, la que pasa de largo de tantas miserias humanas, a la que le chirrían los goznes mentales. Y así también lo ha querido nuestro Gobierno de izquierdas, presuntamente laico, que preside con todo el boato del antiguo régimen, sin delimitar lo público de lo privado, la consagración de otro templo expiatorio que resulta ser un fraude. Un fraude en el que son cómplices todos, y del que ahora nos imponen un trágala.
Porque todos saben que se trata de una obra ilegal, que atenta contra las leyes de urbanismo y de patrimonio, que no existe proyecto de obra nueva, que no respeta los límites aprobados por la UNESCO y no acata los requerimientos de las demás instituciones, basándose en un planteamiento estructural totalmente contrario al establecido por Gaudí: su método de búsqueda y creatividad continúa desautoriza el seguido por los actuales directores de la obra, quienes además se disputan la autoría de semejante despropósito en los tribunales. Han escogido una fase del proceso que utilizó Gaudí pero que ya superó y abandonó. Le han arrebatado la grandeza para convertirla en grandilocuencia. Han obviado su legado -la cripta de la Colonia Güell, allí donde estructura, construcción y forma se confunden y se da la obra de arte total- y han machacado su espíritu de investigación sobre la piedra y su capacidad de soportar pesos descomunales, su carácter pobre y humilde, su epíritu franciscano expresado potentemente en la utilización y reciclaje de materiales. Se sabe que aquello no es Gaudí, que no era su método de trabajo, que él no hubiera utlizado esa cantidad de hormigón, y lo que están haciendo es suplantar al maestro de una forma prepotente, pretenciosa, anacrónica y ridícula.
Se trata de una estafa descomunal : invierten en la obra nueva que ha nacido vieja el dinero que recogen de los incautos, y ocultan información sobre dónde empieza y acaba la obra original de Gaudí que la dejan caer: las torres cubiertas por redes debido a los desprendimientos... Pretenden darnos gato por liebre. Una vez más, los mercaderes se han hecho con el templo y quieren vendernos Gaudilandia.
Sin una gran creatividad, pretender continuar las obras de la Sagrada Familia engendra las chapuzas que revelan la decoración de la fachada de la Pasión, y marca un precedente de falta de rigor a la hora de remodelar o restaurar la mayoría de los edificios de Gaudí.
Desde que se decidiera continuarla, en los años de la posguerra española, amparada por el franquismo, las diversas peticiones de la ciudadanía han sido ignoradas. La Carta a La Vanguardia de enero de 1965 firmada por muchos, entre ellos Le Corbusier, Miró, Sert, Espriu, Gil de Biedma, Dorfles, Zevi, Pane, Coderch, y hasta Subirachs y parte de la curia, sigue vigente. Le siguió la Acción de 1990 en Defensa de la Sagrada Familia, contestando desde el mundo de la cultura y manifestando cual cadena humana cargada de cirios y oprobios; y últimamente los debates y el Manifiesto Gaudí en Alerta Roja, firmado por los representantes de las instituciones culturales del país, lleva tiempo recibiendo adhesiones en la web del FAD. Pero nadie se atreve a poner el cascabel al gato y parar esta vergonzosa megalomanía. [...]
Publicado en El País, edición Cataluña 04.11.2010
 

lunes, 18 de enero de 2010

Año nuevo... ¿vida nueva?

Año nuevo, vida nueva. Pero con la que nos ha caído en el 2009, parece que tendremos que seguir hablando de crisis por un buen rato. En este sentido, y hablando de algo que ha hecho correr tantos ríos de tinta, vuelvo a sentirme identificado con las palabras de Juli Capella en su columna semanal en El Periódico de Cataluña. Transcribo su comentario del 30 de diciembre del 2009, cerrando el año. Y parafraseando aquellas famosas palabras del Gattopardo,  porque al final, llevamos décadas (o centurias tal vez) diciendo lo mismo: tenemos que "cambiar algo, para que todo siga igual...."

No está cambiando nada
Juli CAPELLA

Lo triste de esta cruel –para muchos, no todos– crisis, es que no va a servir para nada. Aunque en su día todos nos llenamos la boca, y algunos, varios libros, con las bondades y oportunidades de atravesar una crisis, todo se está demostrando falaz. Poco a poco todo vuelve a la normalidad, es decir a la subnormalidad. El mismo escenario, con los mismos actores, decorados y focos. Pero todos un poco más pobres. La explicación es muy sencilla. ¿Quién se ha encargado de dar soluciones a la crisis? Los mismos que la crearon forrándose sin escrúpulos. Es decir, las instituciones financieras y bancos. Es como pedirle a un pirómano que apague fuegos. Se va a poner las botas.
Nuestros políticos no han hecho nada. Bueno, sí: primero negarlo, luego pedirnos paciencia. Y, finalmente, subvencionar el déficit de los bancos ipso facto, y ayudar a las empresas de automoción para que les compremos otro coche, aunque no lo necesitemos.
¿Por qué no han actuado los políticos? Porque ellos nunca han mandado, simulan que dirigen el país, pero es notorio, y en épocas como esta resulta diáfano, que el cotarro siempre estará controlado por el capital. Una de sus habilidades ha sido hacernos creer que, con la democracia, el poder residía en la gente a través de sus representantes. Tan solo una fabulosa estratagema de distracción.
Por eso pienso que la única enseñanza real que se puede sacar de esta crisis será la personal.
Sin embargo, es posible modificar formas de actuar en el ámbito local, en el barrio, en tu propio trabajo y casa. También organizarse en movimientos sectoriales, trabajar por causas concretas. Ante la imposibilidad de influir a través del voto, está internet, la calle y, sobre todo, el cerebro de cada uno. De momento, ahí no puede entrar nadie a mandarte. Tú decides si cambias.
La toma de conciencia del montaje. Despertar ante una sociedad corrupta. Otra enseñanza será darse cuenta de que cambiar las estructuras es ardua faena, y que aquí el voto no sirve de gran cosa. Siempre va a parar al mismo cesto, a un Parlamento bastante marioneta.

http://www.elperiodico.com/default.asp?idpublicacio_PK=46&idioma=CAS&idnoticia_PK=674313&idseccio_PK=1006

miércoles, 10 de junio de 2009

Respecto a las elecciones del pasado domingo... (legislativas europeas)

creo que este pensamiento expresado por Margarita Riviere hace seis años en la columna habitual que mantenia en el periódico El País va como anillo al dedo respecto a la situación actual. Y es que el tiempo pasa, y las cosas no cambian tanto como parece...

"A los individuos de izquierda de verdad sólo puede reconocérseles:
uno, por el enorme estrés acumulado en el esfuerzo de seguir siendo izquierda en medio de esta marea;
y dos, por la tristeza, indisimulable, ante el estado del mundo."

Margarita RIVIÈRE, "El País", domingo 29 de junio 2003

martes, 24 de marzo de 2009

Reproduzco este excelente artículo de Juli Capella, aparecido hace algún tiempo en "El Periódico" (8/10/2008), sobre las vicisitudes que vive hoy cualquier arquitecto que intente mínimamente ejercer de tal....

El arquitecto boxeador

JULI CAPELLA

El hecho de subir al cuadrilátero, es decir, conseguir un encargo, es ya casi un milagro. Si lo superas, pasas al segundo round: entenderte con el cliente, lo que no suele ser fácil. Tercer round: cumplir las endiabladas normativas técnicas, cada vez más farragosas y contradictorias. Hay que pasar raudos al cuarto round: pelearte con quien interpreta esas normas, el técnico de turno en la Administración. Otro asalto con el concejal de urbanismo, que tal vez las vea de otra forma. Sexto round, con la mujer del cliente y su sobrina, que está estudiando arquitectura y han tenido "unas ideas". Séptimo, con los bomberos a los que, con muy buen criterio, se la sopla el diseño. Octavo y noveno, con el constructor, bregado peso pesado. Décimo, con el project manager, especialista en empujarte sobre las cuerdas. Undécimo, con los técnicos de la inspección final, que te pillan ya molido. Y el duodécimo, si es que llegas al final, con la opinión pública que criticará la obra. A menudo, te quedas por el camino. Con mucha suerte, ganarás a los puntos, jamás por KO.

Hoy en día, el trabajo del arquitecto ha perdido su glamur creativo. Vemos cómo su función creadora primigenia se reduce hasta cotas ínfimas. La gestión, la burocracia y el papeleo se llevan el 90% de la energía. Apenas dedicas unos pocos minutos diarios a proyectar, a pensar y dibujar. El resto, a defenderte o atacar. Pero, aun así, ver finalmente una obra erigida compensa de tanta lucha. Luego, una ducha rápida y prestos al siguiente combate. Perdón, proyecto. Una reflexión a cuento de Arquiset, semana dedicada a la arquitectura, una profesión que, según Bohigas, está en vías de extinción.


domingo, 1 de marzo de 2009

Sobre los concursos de arquitectura

Transcribo a continuación un extracto de un artículo de Patxi Mangado sobre la actual realidad del sistema de concursos, con el que estoy plenamente de acuerdo. En momentos de crisis como este, con centenares de despachos produciendo arquitectura en un esfuerzo titánico por mantener sus estructuras de trabajo, hay concursos que por su falta de transparencia o exceso de requerimientos suponen un auténtico ninguneo del trabajo profesional. Por no hablar de los requerimientos de avales solo para presentarse a concurso, que suponen un costo añadido innecesario -requisito innecesario desde el momento que otros concursos no lo tienen-, que solo suponen un negocio más para los bancos que los constituyen. En fin, el tema da para mucho...


CONCURSOS DE ARQUITECTURA O CHAPUZAS

Patxi MANGADO

Los concursos de arquitectura como método para la contratación de proyectos por parte de las administraciones públicas han resultado ser un sistema razonablemente justo y eficaz. [...] Junto al elemental principio de igualdad de oportunidades, sus ventajas son varias.

Se fomenta un sistema de múltiples aproximaciones al problema propuesto que, si bien no garantiza en absoluto la elección de la mejor solución, reduce, al menos, el margen de error. Permite, dependiendo de la composición del jurado y del proceso, una extensión a opiniones inteligentes y distintas, al margen de las estrictamente ligadas a la endogamia arquitectónica. Y, sobre todo, la ventaja más importante es que el sistema de concursos, especialmente cuando son abiertos, permite el acceso a la posibilidad de construir, en igualdad de condiciones respecto a los más consolidados, de arquitectos jóvenes que, con sus propuestas, han sabido inocular al cuerpo general de la arquitectura española ideas frescas, transformadoras y siempre necesarias, si se quiere mantener las cotas de intensidad que, supuestamente, venían a ser uno de sus signos distintivos.

Desde mi experiencia como participante continuo en concursos y como miembro de jurado en muchos, he de decir que la respuesta por parte de los arquitectos ha sido siempre extraordinariamente generosa, presentándose ante cualquier convocatoria un más que nutrido número de trabajos, con una calidad que supera con creces la mezquindad económica con la que suelen plantearse. A los arquitectos se nos puede demandar por muchos errores, pero no es el de la entrega uno de ellos cuando se nos convoca a un concurso. Sin embargo, cada vez más, nos preguntamos si esta generosidad se ve reconocida, al menos, mediante convocatorias bien planteadas, suficientemente compensadas y con jurados de calidad contrastada. Creo sinceramente, que la respuesta es un no rotundo.

Cada vez más los concursos de arquitectura, y por supuesto hay excepciones, están marcados por unas maneras que atentan contra la dignidad de los participantes en la medida que su trabajo es ninguneado o infravalorado en muchos de los casos. Enunciados y objetivos poco claros, situaciones de indefensión absoluta, jurados con manifiesta falta de capacidad para juzgar, ausencia de compromiso en la ejecución, confusión entre calidad arquitectónica y baja de honorarios, todo ello y muchas más, son realidades que están detrás de un sistema, que, pese a todo, sigue siendo el más razonable y eficaz cuando se plantea con criterios serios y rigurosos....[...]

El País, 28.02.2009

miércoles, 8 de octubre de 2008

El Gótico disneyworldizado, o El Parque temático de Barcelona

Campaña espontanea de vecinos aparecida por las calles del Gótico contra la transformación del barrio en un parque temático de cartón piedra, donde los vecinos próximamente seremos figurantes en una ciudad de juguete para seguir atrayendo guiris y más guiris. (Al menos espero que nos asignen un salario como figurantes, porque los precios del barrio son cada día más inaccesibles hasta para las cosas más intrascendentes y domésticas... lease tomar un café o comprar un agua mineral...)
[Traducción: "vecinos, una especie en peligro de extinción.
Aquí están destruyendo su habitat"]